Filosofía para niños

  ¿Qué es la filosofía para niños? ¿Qué propone Matthew Lipman?

                                     Residente: Cristian Diaz

Filosofía para niños (FpN) es una propuesta educativa  que brinda a los niños instrumentos adecuados en el momento en que comienzan a interrogarse  acerca del mundo y de su inserción en él. Es un programa sistemático y progresivo especialmente diseñado para niños y adolescentes desde los 3 hasta los 18 años.
   A partir de temas tradicionales de la historia de la Filosofía y, mediante un conjunto de pautas metodológicas, cuidadosamente planificadas y experimentadas, que rescatan la curiosidad y el asombro de los niños y las niñas, se propone estimular y desarrollar el pensamiento complejo (high order thinking) del otro en el seno de una comunidad de indagación.  En esta comunidad, en la que sus miembros trabajan para ser capaces de entender el punto de vista de los demás y se esfuerzan solidariamente por descubrir el sentido del mundo y de la sociedad en la que viven es donde se lleva a cabo el programa.
     Filosofía para Niños,  creado en 1969 por Matthew Lipman (EE.UU.) y que se aplica, actualmente, en más de cincuenta países de todos los continentes, no se propone convertir a los niños en filósofos profesionales,  sino desarrollar y mantener viva  en ellos una actitud crítica,  creativa y cuidadosa del otro (caring thinking). Para ello se apoya en:
un conjunto de relatos filosóficos que sirven como textos básicos de lectura y como disparadores para la discusión  filosófica, libros de apoyo para el docente que ponen a su disposición variados planes de discusión y ejercicios que facilitan la consecución de los objetivos propuestos, un programa de formación para docentes, que les permita extraer todas las posibilidades de los relatos y asegurar un desarrollo secuencial de las destrezas propuestas, una metodología pedagógica tendente a transformar el aula en una comunidad de indagación.

El programa de Filosofía para Niños busca fundamentalmente

- Favorecer la actitud crítica y creativa de los alumnos y alumnas. El profesor no va a impartir una clase magistral de filosofía, se busca que todos participen aportando experiencias y opiniones siempre razonadas. Según Lipman, "el pensamiento crítico es el pensamiento autocorrectivo que es sensible al contexto, y que se basa en criterios para la emisión de juicios"
- Desarrollar las destrezas de razonamiento de los niños y niñas. Mediante la lectura de los materiales, el diálogo y la reflexión sobre temas como la verdad, la justicia o el amor se van desarrollando las destrezas de razonamiento que no sólo facilitarán al alumnado la adquisición de conocimiento en otras materias sino que le aportarán unas herramientas básicas para su vida cotidiana y para configurar su personalidad.
- Familiarizar a los niños y niñas con los componentes éticos de la experiencia humana. Dentro de la reflexión filosófica y concretamente de la ética, lo que se pretende no es cambiar necesariamente las creencias de los niños, sino ayudarles a encontrar razones mejores y más sólidas para creer en aquellas cosas en las que, después de una cuidadosa reflexión, ellos han elegido creer. “Si queremos ciudadanos adultos que sean racionales respecto a los valores, deberíamos introducir a los niños en la investigación en valores de tal manera que puedan descubrir por sí mismos que aquello que posee un valor genuino no es el objeto de un deseo cualquiera, en todo caso trivial e inmaduro, sino que más bien es aquello cuya pretensión de ser algo de valor está apoyada por la reflexión y la investigación”
- Reforzar tanto los aspectos emocionales como cognitivos de la experiencia de los niños y las niñas. Se presenta como un programa de metacognición pues lo que permitirá desarrollar las capacidades de un pensamiento complejo de alto nivel es la reflexión sobre el propio pensamiento
- Crear una atmósfera que induzca al aprendizaje convirtiendo el aula en una comunidad de investigación. Cuando se anima a los niños y niñas a pensar filosóficamente convertimos el aula en una comunidad de investigación, una comunidad donde se da un compromiso con la investigación y con las técnicas responsables de búsqueda que presuponen una apertura a la evidencia y a la razón.
"Si queremos adultos que piensen por sí mismos, debemos educar a los niños para que piensen por sí mismos"
Matthew Lipman

Ejemplo para llevar a la clase:

Previamente al desarrollo de la sesión el profesor ha de haber trabajado el texto, destacando las cuestiones principales, no con el fin de exponerlas en el aula de manera sistemática sino para guiar el diálogo y moderar la discusión. La sesión se prepara tanto con la novela como con las propuestas del manual: los diversos planes de diálogo y ejercicios.
La clase comienza con la lectura común del texto, en este caso, de la novela Pixie:
"¡Ahora me toca a mí! ¡He tenido que esperar tanto tiempo hasta que los demás han contado sus cuentos!
Empezaré diciéndoos mi nombre. Mi nombre es Pixie. Pixie no es mi verdadero nombre. Mi verdadero nombre es el que me pusieron mi padre y mi madre. Pixie es un nombre que me he puesto yo misma.
¿Cuántos años tengo? Los mismos que tú.
Puedo cruzar mis piernas y andar de rodillas. Mi padre dice que ando como si estuviera hecha de goma. Ayer por la noche puse mis piernas alrededor de mi cuello y anduve apoyándome en las manos"
El texto es el punto de partida sobre el que surge el diálogo y a discusión filosófica. En el relato Pixie, la protagonista, nos dice que va a contar un cuento y se presenta. Surgen ya en estas primera líneas del capítulo I varios temas: los cuentos, los nombres, la distinción entre lo verdadero y lo que no lo es y los símiles.
Podemos comenzar siguiendo el primer plan de diálogo propuesto en el manual: los cuentos. Se trataría de introducir cuestiones para discutir y comentar qué se entiende por cuento y cómo son: ¿tienen un principio todos los cuentos?, ¿tienen un final?, ¿son todos verdaderos?, ¿cómo podemos distinguir los cuentos verdaderos y los cuentos inventados?, etc.
Como hemos indicado el profesor tiene la misión de ser "el árbitro de la discusión, facilitar y estimular a los alumnos el razonamiento sobre sus propios problemas y trascender sobre el contenido inmediato que hay que transmitir". La clase será más provechosa si los alumnos y alumnas encuentran por sí mismos el camino del diálogo, un diálogo en el que se argumenten las ideas propias aportando razones acerca de cada opinión y se atienda con respeto a los puntos de vista de los compañeros. Se trata de volver al origen de la filosofía, al diálogo socrático, sin imponer las propias ideas ni adoctrinar, hablar y ser escuchado, leer juntos y razonar en comunidad, recorriendo el camino que nos acerca a una mayor comprensión de nosotros mismos y de lo que nos rodea, a través de la palabra, propia y ajena, en esa relación intrínseca que se nos revela en la práctica del diálogo entre leer, hablar, pensar y escuchar.
En el transcurso de la sesión el aula, transformada en una comunidad de investigación gracias al diálogo, se va llenando de variedad de ideas y opiniones, de una pluralidad de voces que invitan a pensar con el otro (a ponernos en su lugar), a hacer filosofía, y propician el desarrollo del pensamiento complejo, de un pensamiento crítico, creativo y solidario.
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Me resulta muy interesante hacer que los niños, a través de ciertas lecturas puedan filosofar ya que amplia mucho la mente de ellos. Libera tensiones fomentando la adquisición de hábitos por los que los estudiantes puedan convertirse no en espectadores, sino en participantes y actores del proceso de clarificación de los problemas filosóficos, propiciando así la capacidad de reflexionar sobre la situación personal y colectiva.

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