Al
leer el texto pensaba en las similitudes con la actualidad, y lo desesperante o
angustiante que puede llegar a ser la incertidumbre de una situación
incontrolable y que encima produce muerte real porque no hay cura aún.
Los personajes del libro buscan escapar
a la peste encerrándose y apelan a la invención de cuentos para pasar el
tiempo, hoy las historias inventadas no se escriben solo en papel, sino, y
seguramente se aplican las redes sociales. Concuerdo totalmente en que el arte enriquece
nuestra existencia y que puede representar un escape a lo que vivimos y no solo
de la extrema realidad como puede ser este momento de aislamiento. Conocer
diferentes expresiones de arte enriquece nuestro conocimiento del mundo, y el
saber que además de nuestra realidad hay otras, nos amplia el pensamiento y la
creatividad.
Actualmente con el desarrollo de las
tecnologías podemos estar conectados a la distancia con otros, y salvo de que no tengamos espacio físico en nuestras
hogares podemos realizar muchas actividades ya que encontramos a través de las redes
videos tutoriales, clases de todo tipo de manualidades, o entrenamiento físico
con lo que podemos llenar el vacío que produce tener que permanecer encerrados
sin salir de nuestras casas. También encontramos recitales de músicos,
películas, series, visitas a museos online. Y si no queremos estar conectados a
las pantallas, podemos tener la suerte de tener un poco de patio/terraza con
plantas y cuidarlas o tomar un poco de sol, leer un libro o simplemente dormir
una siesta.
Por eso creo que la desmoralización y tristeza que comenta el autor, tiene más que
ver creo con la incertidumbre de lo que pueda suceder que con el encierro en si
mismo. El no saber cómo se desarrollará
el virus, el no poder tener el control
de la situación, o la posibilidad de la muerte que acecha por una peste
desconocida hasta este momento es lo que produce en ciertas personas esta desesperación.
Dejar la vorágine de la vida diaria a la que estamos acostumbrados y que por lo general trata de llenar todos los espacios para que sea una vida productiva causa un malestar que queremos evitar a toda costa y para evitarlo la primera reacción es buscar información y no siempre encontramos de la buena. Y entonces podemos sumarle un elemento negativo y muy actual, la INFOPANDEMIA, pandemia de la mala información que nos bombardea y resulta un cocktel deprimente consumido involuntariamente.
Escuché una frases estos días sobre este tema de redes e información que circula, que dice: “Deberíamos reemplazar el ·”comparto por las dudas” en un “por las dudas no comparto” “ y así evitar hacer circular información que nos llega x whatsapp que no tenemos certeza de la veracidad.
Dejar la vorágine de la vida diaria a la que estamos acostumbrados y que por lo general trata de llenar todos los espacios para que sea una vida productiva causa un malestar que queremos evitar a toda costa y para evitarlo la primera reacción es buscar información y no siempre encontramos de la buena. Y entonces podemos sumarle un elemento negativo y muy actual, la INFOPANDEMIA, pandemia de la mala información que nos bombardea y resulta un cocktel deprimente consumido involuntariamente.
Escuché una frases estos días sobre este tema de redes e información que circula, que dice: “Deberíamos reemplazar el ·”comparto por las dudas” en un “por las dudas no comparto” “ y así evitar hacer circular información que nos llega x whatsapp que no tenemos certeza de la veracidad.
Por último otro tema en el que interesante pensar, se resume en este fragmento del texto:
“Todos los seres humanos somos actores, la mayoría sin saberlo. Todos, en muchos momentos de nuestras vidas, abandonamos la espontaneidad y, en lo que decimos y hacemos, introducimos alguien que dice y hace en nombre nuestro lo que pensamos que debe decirse y hacerse en aquella circunstancia. Todos nos desdoblamos sin siquiera notarlo, impelidos por una conciencia que determina lo que, en aquel preciso contexto, en aquella determinada situación, conviene decir o hacer. Esto no es hipocresía sino teatro, cuidado de las formas, civilización.” (Vargas Llosa,2014)
“Todos los seres humanos somos actores, la mayoría sin saberlo. Todos, en muchos momentos de nuestras vidas, abandonamos la espontaneidad y, en lo que decimos y hacemos, introducimos alguien que dice y hace en nombre nuestro lo que pensamos que debe decirse y hacerse en aquella circunstancia. Todos nos desdoblamos sin siquiera notarlo, impelidos por una conciencia que determina lo que, en aquel preciso contexto, en aquella determinada situación, conviene decir o hacer. Esto no es hipocresía sino teatro, cuidado de las formas, civilización.” (Vargas Llosa,2014)
Sería interesante replantearnos que formas de civilización nos dominan.
Hace unos años aprendí leyendo sobre la cultura japonesa que la palabra CRISIS está compuesta por dos grafismos que significan tanto peligro como oportunidad. Y así en cada crisis o situación dificultosa en vez de atemorizarme, trato de buscar la forma de encontrar algún beneficioso y aprendizaje. .
Hace unos años aprendí leyendo sobre la cultura japonesa que la palabra CRISIS está compuesta por dos grafismos que significan tanto peligro como oportunidad. Y así en cada crisis o situación dificultosa en vez de atemorizarme, trato de buscar la forma de encontrar algún beneficioso y aprendizaje. .
Espero que nuestra civilización también intente tomar esta filosofía y que no dejemos
desmoralizarnos y busquemos la oportunidad de crecer como sociedad (en todos
sus aspectos) en esta pandemia del
COVID19.
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Respecto a lo educativo creo que esta situación extraordinaria que
estamos viviendo puede producir un cambio positivo si nos
acostumbramos rápidamente a la nueva forma de relacionarnos, y si vemos con
naturalidad utilizar los recursos digitales.
Debemos vencer la resistencia y la incertidumbre que genera este cambio. Aceptar dejar la comodidad de lo ya conocido para ver
la oportunidad en esta situación.
Coincido, como dice Liotti en el artículo del
diario La Nación [1], que una
nueva forma de relacionarnos en las escuelas va a aparecer después de la
pandemia. Dependerá de que cada uno de los actores sociales involucrados nos
adaptemos rápido a esta nueva dinámica que incluye la intermediación
tecnológica. Aunque no creo que el
trabajo humano en la educación pueda ser reemplazado. La guía y acompañamiento
de los docentes en el proceso educativo siempre será necesario, para poder
enriquecer el proceso de aprendizaje ya que todos los niños son diferentes.
Como en todo nuevo
proceso la adaptación necesitará de la colaboración grupal, del trabajo en
equipo para optimizar la implementación de la nueva metodología y los nuevos
recursos.
Y en estos días que la sensibilidad y solidaridad
están a flor de piel, sería buen momento para aprender y mejorar el trabajo
como equipo en todos los ámbitos para
que siga así más allá de la crisis. Siempre lo pensé como una utopía, pero
escuchaba estos días, en una charla virtual [2]
, que comentaban que la sociedad japonesa es una sociedad colectivista, a fuerza de haber sufrido más seguido de catástrofes naturales y guerras. La sociedad
japonesa entiende que pueden realizarse
individualmente cuando ayudan a otros. Y que sus costumbres ayudaron a que
el contagio no se propague.
Y para concluir quiero compartir una analogía
que en esta misma charla compartía Melina Furman, experta en ciencias
naturales: “La pandemia puede ser comparada con el movimiento de la marea, que
al subir tapa todo pero al bajar el
agua, puede dejar tesoros inesperados en la playa".
Deseo que como sociedad y como comunidad
educativa, podamos descubrir los tesoros que nos deje esta marea del covid19.
M.M
M.M
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